Volvía el cuadro blanquiazul a su feudo, el Municipal Pablo López, con la idea de continuar en su línea de progresión en cuanto a cohesión del equipo y mejora de su juego, al tiempo que para tratar de buscar su segunda victoria de la temporada. Pero la afición, que volvió a asistir en buen número al campo pese a la tarde desapacible, no pudo irse esta vez con la alegría a casa. Al equipo volverían a afectarle los dos condicionantes que le vienen lastrando en este inicio de temporada: las bajas y una desafortunada labor arbitral. El partido, que aunque tuvo momentos de intento de manejo de balón por ambos equipos, no fue bueno en su conjunto (influyendo en ello el fuerte viento y el frío) si bien es cierto que, a lo visto en el mismo, seguramente los blanquiazules, merecieron como mínimo un empate del que sólo se vieron privados por las claras ocasiones de gol erradas.
El choque comenzó con un tanteo y el esfuerzo de los equipos por adaptarse a la climatología y las condiciones del terreno de juego. Sin un dominio claro pero con un atisbo de iniciativa, el equipo local comenzó a rasear el balón y a penetrar por bandas, comenzando el positivo protagonismo de los laterales Angelillo y Sergio, ante unos calabreses que entregaron las bandas agruparon jugadores en el medio campo y buscaban con balones largos a su delantero.
Pero cuando se comenzaba a ver un cierto dominio que parecía permitir vislumbrar un cómodo partido para los locales, un balón a las espaldas del lateral derecho cardeñoso lo aprovecha el delantero calabrés para batir de tiro cruzado al meta Carletes. Pero si hay una virtud que han demostrado y demuestran tener los de Cardeña, es la de no perder la cara a los partidos, y menos en casa. Fruto de ello, en los minutos siguientes los delanteros locales gozarían de varias ocasiones abastecidos de balones por su centro del campo. Así, en el 35 Pablo conecta con Mesut que habilita con un buen pase interior a Juan Repullo, éste coge la espalda a la defensa, encara a la portería y bate al portero visitante con tiro raso al palo corto para empatar el partido. De ahí al descanso, el equipo local vio esfumarse la posibilidad de retirarse con ventaja a los Vestuarios, al fallar Mesut (a pase de Repullo) una ocasión manifiesta sólo ante el portero, para desesperación de la parroquia local. La cierta relajación con la que salieron los jugadores locales tras el descanso y un mal entendimiento en la zaga, habrían de costarle el partido, puesto que un mal despeje, dejaría al delantero calabrés sólo ante Carletes, al que batía. A los visitantes no se les podía pedir más eficacia, en 3 llegadas a puerta, 2 goles y un balón al larguero. De ahí al final del partido, los azules se tiraron hacia arriba y buscaron la meta rival quizá con más corazón de cabeza. Los calabreses comprobaban cómo la diosa fortuna estaba de su parte cuando Fibras estrella en el poste un mano a mano con el portero calabrés tras pase interior de Pablo y otros 2 balones se paseaban delante de la línea de gol sin que ni buguy ni Mesut pudieran rematarlas.
No faltaría a su cita con el infortunio y el despropósito una semana más la actuación arbitral de un trío de jueces de la contienda jóvenes, inexpertos, y con unos arrebatos de carácter como velo de un bochornoso desconocimiento del reglamento. Una vez más, la tranquila afición Cardeñosa se enervó con unas decisiones incomprensibles y desconcertantes. Esta vez, además de demostrar una ineptitud clamorosa, el Sr. Colegiado se empeñó en hacerse protagonista del partido, estando pendiente más a comentarios que al juego, llegando a mostrar hasta 7 tarjetas amarillas al equipo local (1 de ellas a Pablo tras el partido, que por ello sería expulsado y se pierde la siguiente cita) al que privó de un penalti por falta a Mesut dentro del área y de varias posibilidades claras de gol al invalidar los jueces de línea (uno de los que lucía un aspecto físico muy poco recomendable para la dirección de una contienda deportiva, por cierto) erróneamente jugadas señalando fueras de juego por doquier y sistema.
El cronista que estas líneas suscribe echa de menos el Municipal de Cardeña de antaño, en el que sólamente una tira o cordón delimitaba el campo de la zona de los aficionados, permitiendo a éstos dar más calor y apoyo a sus jugadores, a la vez que presión a los contrarios y a tríos arbitrales sin que ello representara ilegalidad alguna. Hoy el campo vuelve a ser un hervidero de ilusión en torno al blanco y al azul pero los rivales no sienten una incomodidad que deberían ni los colegiados y líneas una hostilidad que sin duda cambiaría una tendencia de conformismo en el que unos jueces incompetentes perjudican masacrando a tarjetas y jugadas dudosas a los jugadores y aficionados azulillos a los que merman, menoscabando (poco a poco) el principal patrimonio que sustenta a este club: LA ILUSIÓN DE SEGUIR ADELANTE
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